Hasta hace no mucho ha, hemos observado una modalidad delictiva condenada a la sección de curiosidades. ¡Quien no ha esbozado una sonrisa ante la noticia del robo de una mascota! Pues bien, es hora de tomar el asunto seriamente. Para empezar es un delito. Y pega donde más duele. Generalmente culmina con el pago de un rescate, variando la raza del can y el poder adquisitivo del coaccionado.
Con varios casos registrados en Barrio Norte, Belgrano, Villa Urquiza, y Palermo, no deberíamos sorprendernos de hechos en nuestro barrio, ya por imitación, ya por movilidad estacional de los delincuentes.
No escapan a esta actividad las veterinarias, generalmente como víctimas, a veces como reducidores.
Destino de los perros:
- Elemento de intercambio en un secuestro,
- Alimentación (tanto de otros animales como de humanos),
- Reventa en el mercado negro,
- Experimentación,
- Disección,
- Y peleas ilegales, entre otros.
Generalmente actúan en parejas, uno manipula la mascota y el otro prepara la fuga. Actúan en plazas y parques, donde los animales son liberados para que corran, pero pueden recurrir a la violencia en cualquier lado.
Es por casos como estos que las mascotas deben contar con un “chip” identificatorio, y sí va a comprar un perro lo haga en veterinarias, criaderos y exija los papeles en caso de animales de raza.